Abú l-Walid Sulaymán  AL-BAYI 


AL-BAYI, Abú l-Walid Sulaymán (Badajoz, 1013 - Almería, 1081). Jurista, teólogo y poeta..


Nació en Badajoz en plena descomposición del califato omeya, en el seno de una familia que no gozaba de una situación económica desahogada. Por parte materna, era descendiente de los Banú Mawhab, tuyibíes, gentilicio árabe que portó; una rama de los mismos estuvo asentada en Almería. Se estableció en Córdoba, donde se formó en derecho islámico. El gentilicio geográfico por el que fue conocido, al-Bayi, lo relaciona con Beja (Portugal), en la que residieron algunos familiares. Amplió estudios durante el largo viaje que emprendió en 1034-35 y que lo llevó, aparte de cumplir con la peregrinación, a tierras iraquíes y sirias. En La Meca pasó tres años con su maestro Abú Darr al-Harawi, célebre por su ascetismo; con él había estudiado antes el almeriense al-Udri. En los, aproximadamente, 13 años que se prolongó su viaje, aparte de estudios en Bagdad, Mosul, Damasco y otras importantes ciudades, también se dedicó a la docencia y desempeñó algunos cargos, tanto por su prestigio, como forma de ganarse la vida. Así, en Bagdad, donde vivió tres años, enseñó derecho y hadiz, y en Alepo, donde residió un año, fue cadí.

Es conocido especialmente por ser renovador del malikismo, la doctrina jurídica imperante en al-Andalus, y por la polémica que sostuvo con el zahirí Ibn Hazm. Aunque ambos residieron en Almería, la encarnizada polémica se desarrolló en Mallorca.

Tras su regreso a al-Andalus, se movió especialmente por el Levante andalusí (Denia, Mallorca, Zaragoza, Almería...), gozando de gran prestigio ante la sólida formación que había adquirido en Oriente.
Escribió numerosas obras, especialmente sobre los fundamentos del derecho y teología. También compuso poesía, en honor de muchos gobernantes, con los que tuvo buena relación y que trataron de atraerlo por el prestigio del que gozó. Cabe destacar, asimismo, las sentidas elegías que dirigió a los dos hijos que perdió en vida, hecho que debió de marcarle profundamente. Una de sus obras, precisamente, es una manda testamentaria en la que daba consejos a sus hijos y trataba de transmitirles su sabiduría y sus valores. Es, sin duda, su obra más personal. En ella insiste en la importancia del estudio y del conocimiento como fuente de todo el bien. Enfatiza en la obra el honor y la satisfacción asociadas al estudio, contraponiéndolas con los peligros a los que lleva la búsqueda de los bienes terrenales de riqueza y poder; dice: "El saber es un reino cuyo poseedor jamás es destronado, una vestimenta de cuya belleza el que la lleva jamás es despojado".

No sabemos cuándo se estableció en Almería, por donde debió de pasar en varias ocasiones, como tampoco la relación que mantuvo con el almeriense al-Udri, con quien coincidió.
Falleció en Almería el 22 de diciembre de 1081 y fue enterrado en la rábita que estaba junto al mar, que no es otra que la actual iglesia de San Roque, en el Cementerio del Arrabal de al-Hawd, el mismo en el que cuatro años más tarde recibió sepultura al-Udri. Su tumba debió de ser muy venerada, pues nos consta la visita a la misma de diversas personalidades. Así, por ejemplo, el bastetano al-Qalsadi se acercó a ella cuando desembarcó en Almería el 25 de abril de 1451, tras su viaje a Oriente.


Bibliografía:
FIERRO, M.; HAREMSKA, J.; y HERNÁNDEZ LÓPEZ, A. (2012), "al-Bāŷī, Abū l-Walīd", Biblioteca de al-Andalus, 1, pp. 233-43 (nº 75), Almería.




Lirola Delgado Jorge





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