ABUDI, los

(Tabernas, ss. XV-XVI). Aristocracia musulmana y morisca. Descienden directamente del noble linaje musulmán de los Abudi. Alí Abudi y Abdal Gualid Abudi, alguaciles de Tabernas, máximas autoridades de la comunidad musulmana tabernense, hicieron entrega de la villa a los Reyes Católicos en 1489 a través de unas beneficiosas capitulaciones, hecho que los Reyes agradecieron con la merced de una total exención fiscal a ambos alguaciles y a 15 casas de la villa que ellos eligiesen. Bautizados en Granada en 1500, Alí adoptó el nombre de Diego López Abudi y Abdal Gualid Abudi el de Francisco López Abudi; el apellido López procedía del alcaide cristiano de la fortaleza de Tabernas, Diego López de Ayala, al igual que el de otros alguaciles de lugares del río de Almería (Mondújar y Rioja). Los servicios prestados por los dos alguaciles en las capitulaciones, su ayuda para sofocar el levantamiento mudéjar en Las Alpujarras y la conversión al cristianismo fueron muy bien recompensados por los Reyes Católicos con un conjunto de mercedes en 1500: confirmación de las exenciones fiscales, concesión a perpetuidad de la alcaldía y alguacilazgo de la villa de Tabernas, un regimiento en la ciudad de Almería, más una serie de bienes inmuebles en Berja y en el río de Almería.

Dentro del linaje Abudi destacaron, hacia mediados del siglo XVI, tres familias fuertemente imbricadas por relaciones endogámicas con la antigua aristocracia nazarí que sobrevivió en el Reino granadino tras su conquista: la del alcalde Francisco, la del alguacil Alonso y la del bedel Francisco.

Francisco López Abudi sucedía en 1550 en el oficio de alcalde a su padre Diego López Abudi. Fue repartidor del servicio de la farda del partido de Tabernas, por lo que recibía al año una merced de 6.250 maravedíes. El patrimonio de este personaje era enorme, constituyéndose en un verdadero latifundista y gran propietario urbano. Estaba casado con Isabel Venegas, hija de Lope Venegas Bidagui y de Inés Venegas, residentes en Huércal. Al poder económico y político sumaba una influencia social incuestionable.

La guerra deparó un cruel destino a esta familia. Capitaneados por el alcalde, numerosos moriscos de la zona se refugiaron en el cerro de Inox, al oeste de Níjar, con el fin de embarcarse y huir hacia el norte de África; pero fueron asaltados a finales de enero de 1569 por las tropas de Almería, los soldados de las galeras de fray Gil de Andrada y multitud de ciudadanos almerienses que buscaban un rico botín, en lo que expresivamente el cronista Luis del Mármol Carvajal calificó como el “negocio de Inox”. El alcalde y toda su familia fueron capturados: el propio Francisco fue ahorcado en la ciudad, como cabecilla de los rebelados, y sus hijas (una de ellas llamada Leonor Venegas) adjudicadas como esclavas, aunque las gestiones de su prima Brianda Venegas y del maestrescuela Marín consiguieron liberarlas.

Alonso López Abudi desempeñaba el cargo de alguacil y disponía también de extensas propiedades. Era tío de Hernando de Córdoba y Válor, rey proclamado por los moriscos con el nombre de Abén Humeya. Pudo escapar de la batalla de Inox junto con su hijo Francisco, pero terminó entregándose al marqués de Los Vélez.

A Francisco López Abudi se le calificaba como el Bedel por ejercer un cargo similar al de alguacil. Como los anteriores, poseía una enorme fortuna. Francisco fue hijo de Alonso López Abudi el Viejo, regidor de Almería, y de Luisa López, probablemente, su prima hermana. Tuvo como hermanos a Luis, Mari, Diego y Hernando, los dos primeros casados con miembros de los Bazán Hazén de la villa de Abla, otra aristocrática familia morisca descendiente de la antigua realeza nazarí. El nivel económico de Alonso el Viejo sobrepasaba los 5.000 ducados, suma que le hacía estar entre las personas más ricas del entorno almeriense a mediados del siglo XVI.


Muñoz Buendía Antonio





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