Vega de Berja
Las fértiles tierras de la comúnmente llamada “Hoya de Berja”, una llanura rodeada de montañas, permitieron el desarrollo de un complejo entramado agrícola que alcanzó su esplendor en la época árabe, con el agua como gran protagonista.
Los núcleos de población crecieron alrededor de las acequias, conducciones de agua que se mantienen hasta nuestros días. Aunque los cultivos han pasado desde las moreras de los árabes, hasta la uva (siglos XIX y XX), a los cultivos bajo plástico en la actualidad, los virgitanos no han perdido su arraigo a la tierra y al saber hacer. Esto se demuestra en las producciones de calidad, contrastadas por estrictos sistemas de control, que se obtienen de nuestros invernaderos, la mayoría empresas familiares: pimientos, pepinos, calabacines, judías verdes, berenjenas, sandías, melones y tomates.
Bajo el plástico o la maya se crea un microclima propicio para el desarrollo de estos cultivos, incluso en los meses invernales, debido a las numerosas horas de sol.
La expansión de la agricultura ecológica y de la lucha integrada, que reduce al mínimo el uso de productos químicos sustituyéndolos, en la medida de lo posible, por productos naturales y lucha biológica, augura un prometedor futuro a la actividad, en consonancia con el medio ambiente, y nos habla del carácter innovador y emprendedor de los virgitanos y virgitanas.