Las infraestructuras religiosas (parroquias y ermitas), el abastecimiento de aguas, los caminos vecinales, los almacenes o graneros municipales y eclesiásticos (tercias decimales y marquesal) se van construyendo en un período relativamente corto de tiempo.
La iglesia de la Encarnación, que data de mediados del XVI, es claro símbolo de la expansión del pueblo bajo el marquesado de los Vélez. Ermitas, graneros, obras hidráulicas y caminos completan este mapa de la María castellana que engloba también una pedanía del interés de La Cañada de Cañepla.
Así de este modo la parroquia de la Encarnación, que inicia sus primeras obras allá por el año 1549, ve finalizada las mismas el año 1556. El resto de las ermitas: Santo Sepulcro, Nuestra Señora de las Huertas (la Tala), Santa Quiteria, Nuestra Señora de la Cabeza, San José, Alfahuara van erigiéndose desde finales del siglo XVI a los primeros decenios del XVII.
Respondiendo cada una de ellas a una hermandad distinta, de la que los hermanos cofrades que la constituyen se esfuerzan en dotar con los mejores medios a su alcance, creando toda una explosión fervorosa propia de los años finales de la corriente barroca.