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Mojácar Cristiana

En 1488 tiene lugar el paso de la Mojácar mora a la cristiana.
El 10 de Junio de 1488 los alcaides de toda la comarca acuden a rendirse ante los Reyes Católicos, sin embargo el alcaide de Mojácar no acude, lo que alerta a los Reyes puesto que Mojácar por su situación estratégica y considerable número de habitantes constituía uno de los puntos significativos de la región. Los Reyes como medida de prudencia envían a Mojácar una embajada de sondeo e invitación a la rendición presidida por el capitán Garcilaso.
La entrevista según cuenta la leyenda fue en al Fuente donde Alabez explica sus motivos: "Yo soy tan español como vos, cuando llevamos los de mi raza mas de setecientos años de vivir en España nos decís que nos marchemos. Yo no hice nunca armas contra los cristianos, creo justo pues que se nos trate como hermanos, no como enemigos y se nos permita seguir labrando nuestra tierra y añadió: Yo antes de entregarme como un cobarde, sabré morir como un español".
Garcilaso regresó a Vera y contó a los reyes la entrevista quienes otorgaron la confianza a Mojácar que se mantuvo fiel a su palabra y vivió como una ciudad más de la España cristiana.


El 12 de junio se entrega la villa de Mojácar y su fortaleza y a cambio los Reyes le conceden el título de ciudad.
Está documentado el hecho de que los moros fueron expulsados de Mojácar desde el mismo momento de la entrega de llaves. Se les permitió marchar a África o establecerse en Turre, Teresa y Cabrera donde fundaron comunidades mudéjares.
Mojácar fue repoblada con cien familias cristianas procedentes del reino de Murcia. Estas gentes son los antepasados de la mayoría de los mojaqueros actuales. Desde entonces la convivencia entre los cristianos de Mojácar y los musulmanes de Turre, Teresa y Cabrera no fue fácil.
Donde se mostró la lealtad de esta villa fue en la guerra de “Las Alpujarras”. cuando Aben Humeya quiso instaurar de nuevo el poderío árabe en España. Tras la derrota de la guerra llegaría la expulsión definitiva de los moriscos. No sabemos si algunos de ellos admitieran el ser bautizados y permanecieron en la ciudad en calidad de conversos.
En 1530 el emperador Carlos V por lo decisivo que resultó para la casa de los austrias esta lealtad a esta ciudad fue distinguida con el escudo que ostenta el águila bicéfala; posteriormente, Felipe II le añadió el lema "La muy noble y muy leal ciudad de Mojácar, llave y amparo del Reino de Granada" .
En 1518 se produjo un espantoso terremoto que destruyó Vera y un tercio de los edificios de la villa. El emperador Carlos V ordenó enseguida que se efectuaran las reparaciones precisas en el castillo y las murallas y estas estaban acabadas para 1521.

Se cree que Mojácar estaba amurallada y que esta concluía y arrancaba del castillo. El arrabal quedaba afuera de la población. En este barrio nos inclinamos a pensar habitó la colonia judía de Mojácar. Es sintomático que de las cinco iglesias que existieron en Mojácar ninguna de ellas dentro del Arrabal.
La principal fuente de vida continúa siendo la defensa costera contra el moro hasta la desaparición de la piratería a finales del XVIII y es cuando se ponen en cultivo las nuevas tierras en las estribaciones de Sierra Cabrera. Se abancalan siguiendo el ejemplo árabe las laderas se perforan minas de riego, se construyen cortijos y cortijadas. Se cultiva el olivo,la vid, la higuera y el algarrobo,al tiempo que se abandona la antigua economía morisca de la seda.
En esta época Mojácar vivió tranquila. Se cifra la población en unas 10.000 personas. La vida religiosa era intensa pues a finales del XVIII la villa contaba además de la iglesia con cinco ermitas: San Sebastián. Espíritu Santo. S. Agustín. San Ramón y la Virgen de los Dolores. En esta época se celebraban en honor a San Sebastián la fiesta de moros y cristianos recuperada en la actualidad.
Los Duques de Alba contaban entre sus blasones la de ser Alcaides perpetuos de Mojácar según documento de 1786.