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Minería en Mojácar

A la salida del Municipio dirección a Garrucha se yergue entre palmeras el Palacio de La Marina. Durante décadas su aire decrépito y su estado ruinoso no le han restado atracción y curiosidad. Ahora próximo a convertirse en un hotel de cinco estrellas cómo si tuviera añoranza de un pasado de lujo nos evoca recuerdos del esplendor que vivió esta comarca en relación a la minería del hierro de finales del siglo XIX. Junto al palacio y en estado irreconocible quedan las ruinas de la estación de llegada del ferrocarril minero que unía Bédar con Garrucha así como los restos del embarcadero del mineral cuya estructura metálica ha desaparecido íntegramente. Son cada vez más escasos los testimonios que aún siguen en pie del “siglo minero” en Almería cuando esta actividad fue la gran protagonista de la economía provincial aunque su desarrollo fuera también efímero.
El palacete fue edificado por el marqués de Chávarri en 1907. El marqués era un ingeniero bilbaíno, miembro de una poderosa familia que adquiere en 1894 unas minas de hierro en Bédar al hilo del boom minero de la zona fundando la sociedad “ Chávarri; Lecoq y Cia”. Corrían los tiempos en los que las minas de la Sierra Almagrera y las fundiciones de plomo repartidas por la costa encaraban la crisis. El hierro toma la alternativa a partir de los ochenta del diecinueve pero se destina a la exportación en bruto impidiendo que se generara una industrialización derivada pero propiciando las necesarias vías férreas para dar salida al mineral al coste más bajo desde las sierras del interior hacia las costas.
La actividad minera y exportadora estará controlada por empresas ajenas a la propia tierra. procedentes del norte del país e incluso de otros países europeos. Los felices años veinte no lo fueron tanto para la minería española del hierro. que afectó también a Bédar paralizándose el ferrocarril en 1923. Dicen algunos testimonios orales que cuando se levantó la vía en 1942 se obtuvieron beneficios de un millón de pesetas.
Esta burguesía rica y refinada demanda una arquitectura que plasme su esplendor económico, por ello, para el palacete se elige como estética constructiva una de las múltiples variantes del historicismo artístico todavía imperante a comienzos del siglo XX : el neoarabismo como versión idealizada de nuestro pasado hispano-musulmán y un estilo perfecto para cumplir su exigencia de singularidad y exotismo.
El Palacio de la Marina levantada en 1907 es la edificación orientalizante de mayor entidad de la comarca. recordándonos a un palacio persa al que se le han incorporado elementos hispano-musulmanes. En la construcción tienen un papel protagonista las dos torres de perfil a cuatro aguas con aleros muy salientes. coronándose por cúpulas bulbosas recubiertas de escamas y tambor con almenas en relieve escalonadas al modo califal. La entrada principal está formada por un enorme arco de herradura apuntado flanqueado por liastras que están recubiertas de azulejos muy abundantes también en el resto de la fachada. Estos elementos así como la elegante escalera central de mármol y la hermosa rejería hoy prácticamente desaparecida confieren aún al edificio una enorme dignidad y belleza.