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TAGILI. TRAS LAS HUELLAS ROMANAS DE UNA CIUDAD

PEDRO RESINA SOLA
Profesor Titular de Derecho Romano
Universidad de Granada

1as Jornadas de Historia Local TÍJOLA
Agosto 1993
Excmo. Ayuntamiento de TÍJOLA

El título de este trabajo responde a la finalidad que se persigue; a saber, poner de manifiesto algunos aspectos de la historia local de la ciudad de Tíjola que nos sitúen sobre la pista de sus orígenes romanos, y nos ayuden a delimitar en alguna medida el espacio cultural e histórico de Tagili, tras la conferencia magistral que, años atrás, expuso el Profesor Pellicer hablando fundamentalmente de su Prehistoria -a la vez que sobre otras cuestiones arqueológicas que afectan a nuestro tema-, y junto al resto de los/ las intervinientes en estas Jornadas, para así llegar a la "Ciudad de Tíjola", título con el que la hasta entonces "villa de Tíjola" fue distinguida por María Cristina, Reina Regente, en nombre de su hijo Alfonso XIII, en el año 1891, "ciudad" a que me refiero en el rótulo de esta exposición(1).

Me decidí por él, no muy concreto, de un lado por el desconocimiento que tenemos sobre el rango jurídico-administrativo de que gozara este núcleo de población, y, de otro, el no querer ser demasiado pretencioso en los objetivos al respecto, máxime si se tiene presente la lenta pero incesante aparición de nuevos hallazgos arqueológicos en general y epigráficos en particular.

I. Y lo haré analizando de una forma descriptiva sólo los varios restos epigráficos que en los últimos años se han encontrado por estos parajes y a los que dediqué algún tiempo a su estudio. No me referiré, por tanto, a otros hallazgos(2), ni a otros restos que pudieran completar un poco más los conocimientos sobre el período romano de este pueblo (utensilios, ánforas, monedas acuñadas en los diferentes metales y de diversas épocas, restos de cerámica, pesas, bustos, estatuas, etc.), porque sobre éstos ya se ha escrito y se viene trabajando por otros estudiosos del tema, como los profesores M. Pellicer, P. Acosta, y R. Pozo(3).

Pero pasemos a exponer los documentos escritos de que disponemos para el conocimiento de lo que fue la Tíjola romana, y que constituyen el objeto de este trabajo(4):

1) La lápida de la dedicación de unas termas (lámina 1).

2) Un ara votiva (lámina 2).

3) Dos lápidas funerarias (lámina 3).

4) Y, otras dos lápidas de carácter desconocido (lámina 4).

II. Comenzando por la lápida de las termas(5), se trata ésta de un epígrafe grabado en una plancha de mármol blanco pulimentado del tipo llamado de Macael. Fue encontrada, a finales del año 1976 por un tractorista que trabajaba en la propiedad de D. Antonio Carrión, en el lugar conocido como la Muela de Armuña, localidad limítrofe a Tíjola(6). En la actualidad se encuentra depositada en el Museo Arqueológico Provincial de Almería.

Sus dimensiones son las de 91,50 cm. de longitud máxima, y 60 cm. de anchura máxima. El campo epigráfico mide 84,50 cm. de largo por 53,50 cm. de ancho; su grosor es de 9,50 cm. y su peso aproximado de unos 100 Kg. Su estado de conservación es casi perfecto, excepto la zona central de la parte izquierda, cuyo desgaste impide la perfecta lectura de las líneas cuarta y quinta, así como el ángulo inferior izquierdo un poco mutilado pero que no afecta a su lectura.
    En ella se puede leer la siguiente inscripción repartida en 8 líneas:

    VOCONIA Q F AVITA

    THERMAS REI PVBLICAE

    SVAE TAGILITANAE SSSP F

    EASDEMQ CIRCENSIBVS

    EDITIS E EPVLO DATO DEDICAVIT

    AT QVOT OPVS TVENDVM VSVMQ

    PERPETVVM HERMARVM PRAEBEN

    DVM RP TAGILITANAE X II D DEDIT

    Cuya transcripción es la siguiente:

    Voconia Q(uinti) ffilia) Avita / thermas rei publicae 1 suae Tagilitanae s(olo) s(uo) s(ua) p(ecunia) ftecit) / easdernq(ue) circensibus / editis e(t) epulo dato dedicauit / a<d> quo<d> opus tuendum usumq(ue) 1 perpetutim, (t)hermarimi praeben 1 dum r(ei) p(ublicae) Tagilitanae denariorum duo milia quingentos dedit.

    Siendo su traducción:

    Voconia Avita, hija de Quinto, construyó a sus expensas y en su propio terreno unas termas para su comunidad Tagilitana. Inauguró estas mismas tras haber ofrecido un banquete público y haber celebrado representaciones circenses. Y donó a la comunidad de Tagili dos mil quinientos denarios para la conservación de esta obra y el mantenimiento perpetuo de las termas.

    Como puede apreciarse, la lectura de la inscripción no ofrece grandes dificultades salvo las ocasionadas por el mencionado desgaste de la piedra en los comienzos de las líneas cuarta y quinta. De otro lado, aparte de los nexos de letras(7), es de observar cómo el lapicista no utiliza signos de puntuación, ya que las cuatro hederae que coloca al final de las cuatro primeras líneas no desempeñan esa función, sino la de rellenar espacios vacíos.

    II.1. Varios son los aspectos a tener en cuenta en este documento epigráfico, de entre los que voy a destacar dos por su importancia, y al hilo de éstos analizaremos el resto:

    a) En primer lugar, la aparición de un nuevo topónimo hasta entonces desconocido: Tagilitanus, que bien pudiera indicarnos que estamos ante la posibilidad de añadir un nuevo municipium a los ya conocidos por las fuentes antiguas(8). Aunque más bien habría que ver en la expresión Res publica sólo una referencia a una corporación local, sin que sepamos el rango administrativo-terrítoríal de esta comunidad, ni su estatuto jurídico(9). De cualquier modo, este ente local, la res publica de Tagili, hay que relacionarlo sin duda con el nombre de la actual Tíjola, no sólo por su proximidad al lugar en el que apareció esta inscripción, sino también por la similitud de ambos nombres, y tal como se desprende de la evolución lingüística de este topónimo(10).

    Por otra parte, la mención en la inscripción de la construcción de unas termas y la existencia del nacimiento de agua de la Fuente de Cela a temperatura constante (unos 27 grados centígrados aproximadamente), las óptimas condiciones geográficas del lugar(11), además de otros hallazgos arqueológicos encontrados por estos pagos, nos confirman la existencia de un asentamiento romano estable, bien del tipo uilla, varias de ellas reagrupadas -sin duda lo más probable- con algunos espacios, servicios y elementos comunes, o cualquier otro tipo de organización urbana (uicus, oppidum, conciliabulum, pagus, ciuitas ...) en un momento de formación a determinar.

    Por lo que se refiere a su datación, es muy arriesgado aventurar una fecha precisa; no obstante, tanto por los rasgos epigráficos de sus letras monumentales, como por los nexos empleados, probablemente pueda fecharse a fines del siglo I o comienzos del II de nuestra era; además, si consideramos a Tagili como un probable municipium, dado el rango jurídico-administrativo de una corporación pública de este tipo, lógicamente sería posterior a la concesión del ius Latii por Vespasiano a toda la España romana(12).

    b) En segundo lugar, hemos de destacar su incalculable valor histórico para un mejor conocimiento de los aspectos sociales y económicos de la Hispania Antiqua en general, y para la Andalucía romana en particular. En este sentido, la inscripción nos aporta un testimonio más a añadir a los ya estudiados por el profesor J. Mangas sobre los gastos del municipio romano en Hispania(13).

    Por lo que respecta a la dedicante, Voconia Avita(14), aunque desconocemos su categoría social -por no especificarse en la inscripción-, creemos que debía tratarse de alguna personalidad destacada e influyente en la localidad, bien porque ocupara ella misma algún cargo religioso(15), o bien fuera su marido o algún miembro de su familia quien lo detentara. Como es bien conocido, los magistrados municipales o los adinerados del lugar contribuían al bienestar de sus habitantes y al embellecimiento y urbanización de su corporación con diversas construcciones (termas, conducciones de agua, teatros, circos, cte.), y cuya misión no sólo era la de colaborar con los gastos de la comunidad y mediante ello ascender socialmente, sino también, y con bastante frecuencia, les servía de propaganda electoral(16).

    En esta inscripción se nos dice que Voconia Avita, con ocasión de la inauguración de las termas, costeó unos juegos circenses y dio un banquete que, por supuesto, pagó ella misma y que, además, donó al patrimonio de la comunidad de Tagili dos mil quinientos denarios para la conservación y mantenimiento de las mismas(17). Sin embargo, no se nos indica de forma expresa, como en otras inscripciones de este tipo, a beneficio de quiénes se dieron el banquete y los juegos, aunque debemos suponer que a toda la comunidad tagilitana, ante la que deseaba figurar y por la que sería respetada(18).

    II.2. En definitiva, esta inscripción viene a sumarse a la tesis de que el municipio romano de Hispania no hubiera podido sufragar todos los gastos de urbanización de la ciudad, ni atender a la política de dar gratuitamente comidas y espectáculos al pueblo sin la colaboración de los particulares(19). Y, lo que queda claro es que el hecho de que Voconia Avita llevara a cabo esta obra no fue exclusivamente por altruismo o sentimentalismo, sino, antes bien, porque con ello abría el camino para sí y sus familiares hacia la consecución de las magistraturas municipales o religiosas y, mediante ellas, ascender en la escala social.

    III. Por lo que se refiere al ara(20), nos encontramos con una inscripción grabada en un pedestal rectangular, de mármol blanco pulimentado en todas sus caras.

    Sus dimensiones son de 61 cm. de alto, 31 cm. de ancho, 28'5 cm. de grosor, y un peso aproximado de 60 Kg..

    En ella se puede leer el siguiente epígrafe, en letras capitales, con interpunción triangular, y distribuido en tres líneas:

    NYMPH

    LFARGYR

    INVSVS

    Cuya transcripción es la siguiente:

    Nymph(is)

    L(ucius) F(abius) Argyr

    inus u(otum) s(oluit)

    Siendo su traducción como sigue:

    A las Ninfas

    L. F. Argirino

    cumplió su voto.

    Consta, por tanto, del nombre de la divinidad en dativo, lo que constituye el elemento fundamental en este tipo de inscripciones, convirtiéndola en propietaria de la misma; del nombre del dedicante en nominativo, y la expresión abreviada u(otunt) s(oluit), que viene a indicar el carácter votivo de la oferta, es decir, su realización en cumplimiento de la promesa hecha a la divinidad tras la obtención del evento demandado(21).

    III. 1. Se trata, como he dicho, de un ara votiva que, una vez hallada, desapareció y que, según los profesores Lázaro(22), y Tapia(23), de ella nos da noticias D. Miguel Bolea y Sintas, que fuera Párroco de Tíjola en 1847, en la p. 27 de su Episcopologio e Historia de la Diócesis de Almería (24) , haciendo referencia a una escultura sin cabeza que se elevaría sobre un pedestal cilíndrico -de 50 cm. de alto por 20 cm. de diámetro-, y de la que dice que "es obra muy acabada; tiene los brazos rígidos y pegados al cuerpo y las manos abiertas mostrando las palmas, teniendo en esta posición cierto aire de los ídolos egipcios". Habría sido encontrada en 1872 cerca de Tíjola al hacer la carretera de Villacarrillo a Huércal Overa.

    Sobre su paradero desconocido sé que no es tal. En efecto, si bien lo estuvo durante un largo tiempo, fue vuelta a encontrar a la subida de las Bodegas de la Cruz, al hacer obras de alcantarillado hace unos años; tras ello, estuvo en custodia en las dependencias de un vecino de Tíjola, donde tuve ocasión de ver y estudiar, hasta su entrega definitiva al Museo Arqueológico Provincial, donde en la actualidad se halla.

    En la parte superior, que se encuentra mutilada, está dotada de una concavidad, probablemente destinada a recoger las libaciones de las ceremonias o sacrificios que se hicieran sobre ella, a recoger las ofrendas o a la cremación de perfumes. Igualmente, según se puede apreciar, estaría dotada de volutas (cornua) con algún motivo ornamental. Este tipo de altares solían estar rodeados por un pequeño espacio consagrado (sacellum), resguardado por una reja o un pequeño muro. Normalmente el culto se llevaba a cabo independientemente de toda representación de la divinidad, quedando el ara adscrita a un templo o santuario(25) Por tanto, la referencia de Bolea y Sintas a la escultura que se elevaba sobre ella habría que ponerla, en principio, en tela de juicio.

    III.2. Está dedicada a las Ninfas, en cumplimiento de una promesa hecha, tras la obtención del bien deseado, por un tal L.F. Argirino(26), sin duda un griego o descendiente de un griego procedente de una población del Epiro(27). Posiblemente fuera un encargado de la administración de alguna de las minas de la zona, un comerciante al que se le habría concedido la ciudadanía romana (por los tria nomina), o tal vez un liberto de esta procedencia (28). Se puede pensar que hubiera dedicado el ara a las Ninfas -esas divinidades que habitan en las fuentes y en los bosques-, ante la propia curación o la de algún familiar de alguna enfermedad, tras tomar las aguas termales de la Fuente de Cela.

    IV. En cuanto a las lápidas funerarias, la primera de ellas fue hallada el 20 de diciembre de 1978, cuando se realizaban obras de prospección en un pozo en la propiedad de D. José Antonio Aquilino Rubio, a seis metros y medio de profundidad, en el paraje conocido con el nombre de El Prado, término municipal de Tíjola(29).

    El epígrafe está grabado en una losa de mármol blanco pulimentado, que podríamos denominar casi con plena seguridad tipo Macael, si bien de peor calidad que el de la lápida anterior, lo que nos hace suponer que se trate de una parte más alta de la cantera de Macael; incluso la inferior calidad del material ha ocasionado que por un "pelo" o "levante" se deteriore en uno de sus lados.

    Sus dimensiones son las siguientes: longitud máxima: 85,50 cm.; anchura máxima de 54,50 cm.; y 17 cm. de grosor. Su peso aproximado es de uno 200 kg., midiendo su campo epigráfico: 68 cm. de largo por 37 cm. de ancho.

    Su estado de conservación, al menos por lo que se refiere al campo epigráfico es bastante aceptable, si bien por lo que toca a la lápida en su conjunto no lo es tanto. Podemos observar cómo se encuentra deteriorada en la parte izquierda, debido a la falta de calidad del mármol empleado para su confección. Así mismo, podemos apreciar cuatro concavidades situadas en los extremos de su superficie de dimensiones: 10 x 10 x 3,5 cm., que afectan parcialmente a su lectura.
      En ella se puede leer la siguiente inscripción, repartida en cinco líneas:

      D M S

      EMPRONIVS

      GALERIA FABIANVS

      ANNORVM LXXXI

      SE STT

      Y cuya transcripción sería la siguiente:

      D(is) M(anibus) S(acrum) / [?] [S]empronius [S. f(ilius)] / Galeria Fabianus /

      annorum uno et octoginta [h(ic)] s(itus) e(st) s(it) t(ibi) t(erra) [1(euis)].

      Siendo su traducción:

      Consagrado a los dioses Manes. [?] Sempronio Fabiano [hijo de S.], de la tribu Galeria, de ochenta y un años, [?], aquí está sepultado. Séate la tierra ligera.

      Como puede apreciarse, la lectura de la inscripción no ofrece dificultades, si hacemos salvedad de las mutilaciones que afectan nimiamente a la línea segunda, y considerablemente a la quinta, aunque las conjeturas no son de difícil establecimiento ya que se trata, en el primer caso, de la letra inicial de un nombre gentilicio (nomen), por lo demás muy conocido y frecuente; y en el segundo, de completar las fórmulas más normales en las inscripciones funerarias. Por el contrario, no ocurre lo mismo con el praenomen y la filiación, que son del todo irreconstruibles debido a las mutilaciones ocasionadas por las concavidades superiores.

      Las letras son capitales, elegantes de 8,70 cm. las de la primera línea, y de 4,50 cm. las de las demás líneas. El lapicista utiliza en tres ocasiones las hederae distinguentes, colocando las dos primeras entre las abreviaturas de la dedicación, esto es, en la primera línea; y la tercera antes de [H(ic)] en la quinta, es decir, entre fórmulas abreviadas.

      IV.1. En cuanto al contenido de la inscripción, nos encontramos con que su texto responde al formulario tipo de esta clase de epígrafes, bastante completo, y que consta de los siguientes elementos:

      a) El texto comienza, como es costumbre, con la anteposición de la fórmula religiosa D.M.S., esto es, la dedicación o consagración del monumento funerario a los dioses infernales, quedando así la tumba convertida en res religiosa, como propiedad de los dioses Manes y, por tanto, extra commercium (fuera del comercio entre los particulares). Se da completa la fórmula, sin el acortamiento DM- que se produjo posteriormente en algunas zonas, pero no así en la región de la Bética donde aparece completa, y sería de esta manera como la encontramos en la Res publica de Tagili(30).

      b) Se lee enseguida la denominación del difunto en nominativo, formando el sujeto del sintagma verbal s(itus) e(st).

      En cuanto a ésta encontramos cómo el praenomen no aparece en el texto del epígrafe, si bien lo podemos conjeturar colocado en abreviación sobre la G de Galeria y corrupto por la mutilación ocasionada al realizar las concavidades. Por lo que toca al nomen gentilicium sería el de Sempronius, es decir, de una gens Sempronia, nomen que no es extraño en otras inscripciones de esta zona, ni en general en el mundo romano. De igual manera el cognomen Fabianus tampoco es raro en la epigrafía de la Hispania Antiqua(31).

      Por lo que respecta a la filiación y a la tribu, observamos, en cuanto a la primera, que no aparece en el texto, si bien se puede conjeturar que habría sido inscrita pero destruida por la mutilación que sufrió el epígrafe en la parte superior derecha; se entrevé una S después de la S final de Sempronius, sin sernos posible darlo como aserto; sería, por tanto, probablemente S. f. (Sextifilius). La suposición de que constara en la lápida no es gratuita, pues es costumbre encontrarla en este tipo de inscripciones, viniendo su mención a atestiguar la ingenuidad del personaje, es decir, que había nacido libre.

      La indicación de la tribu, sin embargo, viene atestiguada por el vocablo GALERIA, situado entre la hipotética filiación y el cognomen, como es costumbre en ablativo y sin el término tribus; ahora bien, frente a lo general, no viene dada en abreviaturas.

      Se trata de la tribu Galeria, una de las 35 que ya encontramos en el año 240 a.C., número que no se sobrepasó, no teniendo esta distribución, bajo el Imperio, un carácter real, esto es, geográfico y de domicilio, sino un signo que posibilitaba el reconocimiento de los ciudadanos romanos, llegando a ser personal y hereditario(32).

      c) Viene a continuación la fórmula annorum, en genitivo plural, seguida de una cifra indicando el número de años que el difunto había vivido, en este caso ochenta y uno.

      d) Por último, otros datos accesorios al esquema elemental y definitorio de una inscripción funeraria se nos ofrecen en esta lápida. Así, encontramos la fórmula hic situs est, indicando que el difunto reposa en la tumba donde figura la inscripción, si bien la abreviatura H no aparece debido al desgaste de la superficie inscrita, aunque el espacio para ella está entre la hedera y la S de situs. Se sabe, en efecto, que un monumento funerario podía ser levantado a un difunto como recuerdo, sin que el cuerpo reposara allí, incluso figurar el nombre del personaje en dos tumbas diferentes, en distintos lugares o en el mismo lugar.

      También nos encontramos con un deseo dirigido al difunto: sit tibi terra leuis, cuyo uso era muy frecuente en la parte occidental de la Hispania romana y casi desconocido en la oríental(33). Es de observar el hecho de que se den unidas las fórmulas h.s.e.s.tt.l..

      Además, podemos conjeturar el epíteto pius, figurando, como es costumbre en Africa y en España sobretodo, antes del verbo, como elogio: pius in suis o carus suis, siendo el primero de ellos casi exclusivo de la Bética(34).

      Nada nos dice la inscripción sobre la profesión o cargo público que desempeñara este personaje, a menos que en la parte baja izquierda mutilada se encontraran algunas abreviaturas, en vez de lo conjeturado, sobre esta cualificación del difunto; aunque se apunta un trazo de una T, que podría ser la última letra de la abreviatura de VETERANVS.

      Vemos, por tanto, cómo el formulario, no sólo contiene las partes esenciales de una inscripción funeraria (invocación a los dioses Manes, nombre del difunto y mención de la edad a que ha muerto), y cuya reunión forma, propiamente hablando, la inscripción funeraria, sino que, además, se le añaden a estas partes constitutivas otras reseñas que la complementan(35) Así, consta el formulario, además de los tres elementos citados, de otros datos como la tribu, el posible epíteto, y las dos fórmulas HSE-STTL.

      V. De una segunda lápida funeraria, que se encuentra en el Museo Arqueológico Provincial, y de la que sólo ha llegado un fragmento, nos da noticia el Profesor Lázaro, y que fue encontrada en Tíjola la Vieja en 1909(36).

      Se trata de una inscripción distribuida en tres líneas y en mal estado de conservación, en que se puede leer:

      M S

      OR RUFIMYS

      ATIVS

      Cuya transcripción sería:

      [D(is)] M(anibus) S(acrum)

      ... or Rufi<n>us

      ... atius

      Siendo su traducción

      Consagrado a los dioses Manes

      ... or Rufino

      En ella sólo se puede leer la fórmula de la consagración del monumento funerario a los dioses Manes, y parte de la denominación del difunto (cognomen ?) allí sepultado.

      VI. Otros dos epígrafes fragmentarios han llegado a nosotros, de contenido y carácter desconocido, a tenor de su mal estado de conservación y la dificultad que ofrecen para su lectura.

      VI. 1. El primero de ellos viene dado por una lápida de mármol blanco que fue encontrada recientemente en un pago que linda con la Estación de Ferrocarril, próximo al lugar donde apareció la de Sempronio, y en el paraje en que se sitúa una necrópolis romana ya localizada, la Necrópolis de la Muela del Ajo(37).

      Su estado de conservación, como acabo de apuntar, es muy deficiente; se encuentra muy deteriorada y mutilada en todos sus extremos, incluso desgastada en su parte mejor conservada, lo que imposibilita cualquier intento de realizar una lectura siquiera satisfactoria.

      Las dimensiones del fragmento son de 50 cm. de altura por 35 cm. de anchura y 14 cm. de grosor, siendo su peso aproximado de 25 kg.-
        No obstante, pese al estado del epígrafe, se puede leer en las 6 líneas de que posiblemente constaría la inscripción, algunas de las letras de cada una de ellas, distribuidas de la siguiente manera:

        S

        B

        A

        VN

        AM

        R

        ......

        Se puede conjeturar que se tratara de una lápida funeraria por el lugar de su hallazgo -que se podría considerar el recinto de una necrópolis-, en cuyo caso la S de la primera línea sería la abreviatura del s(acrum) de la dedicatoria a los dioses Manes, y en la línea 6 una referencia de la condición del allí inhumado, a saber, un veterano del ejército romano, ya que antes de la R se deja entrever unos rasgos que podrían corresponderse con TE, o sea, (ue)ter(anus). No obstante, no se pueden descartar otras conjeturas como, por ejemplo, que se tratara de un cipo miliario.

        VI.2. También, por último, tenemos noticias de un fragmento de otra inscripción tal vez funerario(38), procedente de la Cañalara, en la que sólo se puede leer:

        ERVIL

        Posiblemente letras pertenecientes a parte del nombre de la persona allí sepultada:

        (S)eruil(ius) / (a)

        Esto es:

        Servilio / (a)

        correspondiente al nomen gentilicio de un familia romana.

        VII. Y hasta aquí lo que se refiere a los restos epigráficos de que disponemos para el estudio de la Tíjola romana. Claro está, sólo me he referido a la documentación escrita, pero hay que tener en cuenta que, en las formas de reconstruir la Historia de los pueblos, no siempre la más importante es el documento escrito, ya que existen otros documentos para su conocimiento como son: la cerámica, pesas, monedas acuñadas en los diferentes metales, esculturas(39), etc.; materiales de los que afortunadamente también disponemos, algunos de ellos en abundancia, y sobre los que me consta se está trabajando actualmente por los especialistas correspondientes. Sin olvidar, claro está, la onomástica y la toponimia, ya que los nombres de lugares, al igual que los de personas, trabajados con rigor científico, aportan datos interesantes, algunos decisivos, y en ocasiones, cuando menos, sólo sugerencias e hipótesis siempre a tener en cuenta(40).

        VII. 1. En suma, el estudio de estos documentos escritos de que disponemos para el conocimiento del período romano de Tíjola nos han permitido constatar directa o indirectamente los siguientes hechos, a modo de conclusiones:

        - En primer lugar, la aparición del topónimo ibero-romano Tagili, en su forma adjetiva Tagilitana, de donde procede, sin duda, el actual de Tíjola.

        - La constatación de un asentamiento más o menos estable, nucleado posiblemente a partir de la agrupación de varias uillae rusticae de distintas épocas(41), aunque desconozcamos por el momento el rango jurídico-administrativo, así como el estatuto jurídico de que gozara. No se puede descartar que se tratara de un municipio.

        - La construcción de unas termas por un particular, acompañada en el día de su inauguración (dedicatio) de la celebración de juegos circenses y de un banquete público, y destinadas al uso de todos los miembros de la comunidad tagilitana.

        - El conocimiento de las cualidades terapeúticas de las aguas termales de la Fuente de Cela, en cuyos alrededores habría un pequeño santuario, además de la constatación del culto a las Ninfas(42).

        - Varios nombres de personas: Voconia Avita, hija de Quinto Voconio; Sempronio Fabiano, hijo de S. Sempronio; Rufino; Servilio (-a); L. F. Argirino; elenco breve pero, sin duda, nada despreciable.

        - La localización de dónde se encontrarían situadas las termas, dos necrópolis, algunas de las uillae, algunos restos de centuriación, la ubicación aproximada del santuario de Cela, al igual que, a partir de la toponimia: el bosque sagrado de Lúcar «lucus) y, deductivamente, el paraje en que tal vez se encontrara un altar con fuego perteneciente a este mismo recinto (en el pago de La Foguera < focus, entre Lúcar y Somontín), así como otros lugares que podríamos concretar con un estudio exhaustivo de diversos topónimos de la zona además de los citados (El Selvalico, Canalito, La Cañalara, El Canuto, Las Puertas, La Mojonera, La Cerrá, Algaida, Bayarque, El Sache, Chaulena, El Marchal, Armuña, La Molina, Serón, etc.).

        Datos, muchos de ellos aún inconexos, pero que van conformando el espacio histórico-cultural de la época romana de esta ciudad milenaria, máxime si los ponemos en relación con los demás hallazgos arqueológicos existentes y los que incesantemente se vienen produciendo, a partir de lo que podremos ir delimitando este período histórico.

        VII.2. Espero haber cumplido con lo que me había propuesto, al poner de manifiesto esta pequeña aportación al estudio, conocimiento y difusión de la historia de esta ciudad, siempre con la intención de que el tema quede abierto a nuevas investigaciones, e incluso sin sacar ninguna conclusión respecto a estos seis documentos escritos más allá de lo analizado y expuesto.



        1.- Cf. J. JIMENEZ SALAS, Tíjola. Desde finales del Antiguo Régimen a la Modernidad, Granada 1992, P. 211 -, Idem, 'Tíjola ciudad", Boletín Informativo Cultural 30 (Tíjola 1991) 23~3 1, donde con motivo de su Primer Centenario reproduce el Acta Capitular en que queda recogida la concesión de dicho título.

        2.- Por ejemplo, a lo que pudieran haber sido las termas, una de cuyas partes podrían ser los que tradicionalmente se han venido llamando "Baños de la Reina"; o a lo que pudieran ser restos de centuriaciones, como los Cuatro Caminos, el Camino Viejo de Tíjola a la Fuente de Cela, el camino de Higueral, etc..

        3.- M. PELLICER - P. ACOSTA, Prospecciones arqueológicas en el Alto Almanzora, La Laguna 1973; Idem, "Prospecciones arqueológicas en el Alto Valle del Almanzora", Zephyrus 25 (Salamanca 1974) 155-176, sobre la localización de varios yacimientos arqueológicos en el contexto del Alto Almanzora: La Cerrá, La Muela del Ajo, la necrópolis de la Muela del Ajo, la Muela del tío Félix, la Ermita de Cela, las Iglesias y Algaida; R. POZO, "Arqueología perdida", Boletín Informativo Cultural 14 (Tíjola 1986) 15~17, en que hace una llamada de atención sobre la destrucción de yacimientos arqueológicos en los parajes de los Alamos y Cuatro Caminos, avanzando los estudios en curso de realización sobre la Tejera, los Baños de la Reina, y la Muela de Armuña.

        4.- No quisiera dejar de manifestar mi agradecimiento a D. Antonio Carrión Martínez, D. José Antonio Aquilino Rubio, D, Antonio Rubio Casanova, y D. Antonio Acosta Cintas, por las facilidades que, en su día, me proporcionaron para ver y estudiar estos documentos epigráficos en su propiedad, así como por las noticias que me dieron sobre su hallazgo y localización. Igualmente agradezco a D. Antonio Oliver Pozo la colaboración prestada, proporcionándome las fotografías de algunas de ellas y, corno especialista, datos sobre las características del soporte material de los epígrafes.

        5.- Cf. sobre ella nuestro trabajo en colaboración con el profesor M. PASTOR, 1nscripción Romana Aparecida en Armuña del Almanzora (Almería)", Zephyrus 28-29 (Salamanca 1978) 333-336, artículo cuyo núcleo fundamental reproducimos; R. LAZARO, inscripciones romanas de Almería, Almería 1980, pp. 91 s.; Idem, "República Tagilitana. Un nuevo topónimo latino (I)", Boletín Informativo Cultural 25 (Tíjola 1985) 12-15; J.A. TAPIA, Historia General de Almería y su Provincia. II. Colonizaciones, Almeria 1982, pp. 227 ss.; A. TOVAR, Iberische Landeskunde. Segunda parte. Las Tribus y las Ciudades de la antigua Hispania, Tomo 3, Tarraconensis, Baden-Baden 1989, p. 159 s.; J. GUIARD, "Sobre los nombres del Pueblo. De toponimia tijoleña", Boletín Informativo Cultural 30 (Tíjola 1991) 11-20.

        6.- Una breve reseña de la noticia de su hallazgo, así como una primera aproximación a su contenido, se dio por R. LAZARO en el Diario La Voz de Almería de fecha 6 de Julio de 1977, bajo el titular "Tíjola monumental e histórica".

        7.- Como sucede en las líneas: 5 (TI), 6(VM), 7 (VVM, TH, VM), 8 (VM, IT).

        8.- PLINIVS, N.H. 3,1 ss,; PTOLEMAEVS, 2,4 ss.; STRABO, 3,2,5- Cf. K. McELDERRY, "Vespasian Reconstruction of Spain", Journal Rontan Studies 8 (1919) 53 ss.; F. ABBOT- A.Ch. JOHNSON, Municipal Administration in the Roman Empire, Princeton 1926; Ch. SAUMAGE, Le droit latín et les cités romaines sous L'Empire. Essais Critiques, Paris 1965; J. GASCOU, "Municipia civiun romanorum", Latomus 30 (1971) 133 ss.; A. TOVAR, op.cit., passim.

        9.- Cf. A. D'ORS, Epigrafía jurídica romana, Madrid 1953, p. 141 s.; A. TOVAR, op.cit., p. 160.

        10.- Cf, al respecto R. LAZARO, "República Tagilitana. Un nuevo topónimo latino m---, cit., p. 13; J. GUIARD, «Sobre los nombres del Pueblo. De toponimia tijoleña", cit., pp. 11 ss..

        11.- No ha de pasarse por alto que se dan cita: un río, el Almanzora, en el que en estos términos confluyen algunos afluentes o ramblas, varias muelas, zonas de bosques, oteros prominentes, además del nacimiento de aguas termales de Cela, y de la riqueza minera y agrícola de la zona.

        12.- PLINIVS, N.H. 3,3,30: Uniuersae Hispaniae Vespasianus imperator Augustus iactatum procellis rei publicae Latium tribuit.

        13.- J. MANGAS, "Un capítulo de los gastos en el municipio romano de Hispania a través de las informaciones de la epigrafía latina", Hispania Antiqua 1 (1971) 105 ss

        14.- Tanto el nomen como el cognomen aparecen frecuentemente citados en la epigrafía romana de Hispania. Vid. el Index del CIL, II y supplem., así como los diversos repertorios epigráficos; véase además 1. KAJANTO "On the peculiarities of the women's nomenclature", L'Onomastique latine. C.N.R.S. (París 1977) 147 ss., L.R. MENAGER, "Systémes onomastiques, structures familiales el classes sociales dans le monde gréco-romain", SDHI 46 (1980) 199 ss.. No deja de ser, cuando menos, una curiosa coincidencia la constatación de un Q. Voconius en una inscripción de Elche, perteneciente a la misma provincia, la Tarraconense, y al mismo conuentus, el Carthaginensis, al que también pertenecería Tagili; cf. J. VIVES, Inscripciones latinas de la España romana, Barcelona 197 1, n' 6611 = H 3560. En efecto, Tagili quedaba incluida en la provincia senatorial Ulterior, hasta que en una nueva reordenación del territorio, realizada en torno al año 8 a.C., pasó a pertenecer a la provincia imperial Tarraconense.

        15.- Es probable que se tratara de una sacerdos perpetua o de una flaminica. Nuestra afirmación al respecto no es gratuita si interpretarnos la fórmula SSSP como s(umpto) S(uo) S(acerdos) p(erpetua). Qf. CIL, 11, 1956 procedente de Cártama (Málaga), donde el contenido de la inscripción es muy similar al de ésta.

        16.- No obstante, podernos apreciar en el texto del epígrafe la ausencia de una mención relativa a la causa de la pollicitatio y ante quién se hizo la promesa, aunque sí se explicita que se cumplió (dedicauit, dedit). J.A. TAPIA, op.cit., p. 250, apunta la posibilidad de que se debiera "a partes iguales, al fervor religioso por las ninfas de las aguas salutíferas de Cela y a las riquezas que producía la mina de mercurio de Bayarque". Cf., sobre las pollicitationes, A. D'ORS, op-cit., pp. 427 ss., y especialmente la referencia a la donación de las termas de Murgi (en el Campo de Dalías, El Ejido), también acompañada de la celebración de un banquete público y con una pollicitatio -carente de causa- de distribuir, un denario a cada habitante del lugar en cada aniversario de la dedicación, al igual que la entrega de 150 denarios anuales para el mantenimiento de las termas: CIL, 115489.

        I7.- Se ha de suponer que la cantidad anual para sufragar estos gastos sería de 150 denarios, es decir, los intereses generados anualmente por los 2500 denarios al 6%, sin duda, una cantidad nada despreciable. Cf. P. PIERNAVIEJA, Corpus de inscripciones deportivas de la España romana, Madrid 1977, pp. 76 ss., y S. MARINER, Inscripciones romanas de Barcelona, Barcelona 1973, pp. 46 ss., sobre la donación de unas termas a la Res publica Barcinonensis.

        18.- Tal vez haya una referencia implícita a la comunidad Tagilitana en epulum, entendido como banquete público. Esta práctica de inaugurar los edificios públicos o construcciones con la celebración de espectáculos o comidas era un fenómeno económico-social muy frecuente en Hispania, al igual que en todo el Imperio, como puede observarse en la gran cantidad de inscripciones que aluden a ello, respondiendo en último término a la política del panem et circenses. Cf. N.D. FUSTEL DE COULANGES, "Epula", D-S 2 (1892) 736-738; J. VIVES, Inscripciones Latinas de la España romana, cit., núms. 2039 al 2055; es muy interesante al respecto la inscripción del CIL. 11, 4514 y addenda al mismo número.

        19.- J. MANGAS, op. cit., p. 146.

        20.- Cf. R. LAZARO, Inscripciones romanas de Almería, cit, p. 93; J.A. TAPIA, op.cit., pp. 226 ss.; P. RESINA, "Sobre un ara votiva romana 'desaparecida' en Tíjola (Almería)": en prensa.

        21.- Cf. J. TOUTAIN, "Votum", D-S 5 (París 1892) 969 ss., y Th. OMOLLE, "Donarium", ibidem, 2, pp. 363 ss. Estos votos eran siempre verdaderos pactos con la divinidad, y, caso de la obtención del favor solicitado (rogatio), quien lo prometía (uoti nuncupatio) quedaba obligado a su cumplimiento (solutio uoti), equivaliendo éste al pago de una deuda contraída con la divinidad, deviniendo el objeto de su propiedad, y regulada por el ius sacrum. Vid. Ulpiano D.50,12,2.

        22.- Inscripciones romanas de Almeria, cit., p. 93.

        23.- Op. cit., p. 226.

        24.- Manuscrito que no he tenido ocasión de consultar.

        25.- Posiblemente un santuario existente en las inmediaciones de la Fuente de Cela, de donde tal vez procedería el nombre actual del manantial: Cela < cella, es decir la Fuente del santuario o del templo, y donde se dan cita otros estratos arqueológicos anteriores que vienen a dotar al lugar de un carácter religioso permanente (cf. M. PELLICER - P. ACOSTA, op.cit., pp. 157 y 169), y junto a la actual Ermita de Cela, en solución de continuidad.

        26.- Según J.A. TAPIA, op.cit., p. 227, M. Flores González, en un libro inédito (Inscripciones almerienses) al que afortunadamente ha tenido acceso, recoge de la obra de Bolea y Sintas los datos de la inscripción y la considera mal copiada del epígrafe original, conjeturando ingeniosamente que en lugar de L.F. ARGYRINVS rezaría L. HIDRARGYRINVS, lo que lleva a Tapia a deducir a su vez que el cognomen le habría venido dado por tratarse de un trabajador de las minas de mercurio (hydrargirum) de Bayarque que, en consecuencia, ya estarían en explotación. Sin cuestionar que en ese momento se encontraran en explotación esas minas de mercurio, sin embargo, es un dato que no se puede deducir del ara que ha llegado a nosotros.

        27.- Como indica su cognomen. Cf. LYCOPHRON, 1017, y la voz "Argyrinoi", en la RE P-W 11.1 (1895) 801.

        28.- Cf. H. SOLIN, "Zu den griechischen Namen in Rom", L'Onomastique latine. C.N.R.S. (París 1977) 161 ss.; R. ETIENNE, "Remarques sur I'onomastique romaine d'Espagne", L'Onomastique latine. C.N.R.S. (Paris 1977) 191 s.; M.J. DEL RIO - J. SANTOS, "Griegos en la Bética a través de la epigrafía latina", Actas I Congreso Historia de Andalucía (Córdoba 1978) 239~246; J.F. RODRIGUEZ NEILA, Sociedad y Administración Local en la Bética romana, Córdoba 1981, p. 73 s..

        29.- Cf. sobre la misma P. RESINA, 1riscripción romana aparecida en Tíjola (Almería)", Zephyrus 32-33 (Salamanca 1981) 213-215; Idem, "Inscripción latina hallada en Tíjola (Almería)-, Sodalitas 2 (Granada 1981) 361370; R. LAZARO, Inscripciones romanas de Almería, cit., pp. 99, 119, 121; J. GUIARD, op.cit., p. 18; A. TOVAR, op.cit., p. 159 s..

        30.- Cf. J. VIVES, "Características regionales de los formularios epigráficos romanos", Actas del 1 Congreso español de Estudios Clásicos (1956) p. 487 s., e Inscripciones latinas de la España romana. cit., p. 254 s., donde nos expone cómo el uso de la fórmula completa es el que siguen en la parte occidental de la península (Lusitania, Galicia, Asturias, Andalucía, parte de Castilla y Murcia), predominando la fórmula abreviada en la España oriental (casi todo el Antiguo reino de Aragón).

        31.- El nomen Sempronius lo encontramos, y no es raro, en otras inscripciones de la Hispania Romana. Cf. el Index del CIL, 11 y Supplem., así como los repertorios epigráficos de J. VIVES y S. MARINER. Otro tanto podemos decir, si bien se encuentra con menos frecuencia, del cognomen Fabianus; la terminación -anus de este cognomen nos puede hacer pensar que se trata de un hijo adoptivo: hijo natural de Fabius, e hijo adoptivo de un S (?). En cuanto al praenomen, no es extraño, por lo demás, que no aparezca en el epígrafe, si bien la omisión de éste es un índice de baja época.

        32.- Las abreviaturas con que encontramos el nombre de esta tribu son G, GA, CAL, GAL, GALER, si bien la que encontramos con más frecuencia e la Hispania es GAL. Cf. sobre las tribus Th. MOMMSEN, Droit public romain (traducción francesa), en Manuel des Antiquités romaines, VI.l, Paris 1889, p. 180 ss., y la voz "tribus" en los diccionarios Daremberg-Saglio y Pauly-Wissowa. Datos epigráficos sobre la tribu Galería los encontramos abundantes por toda la Hispania, sobre todo en la zona de Barcelona.

        Como consecuencia de la concesión del derecho de ciudadanía (ius Latii) a Hispania en el 74 d.C. por Vespasiano (PLINIO, N.H. 3,3,30) y la conformación desde el punto de vista jurídico de sus habitantes, las ciuitates peregrinae se convertirán en municipia (municipia Flauia); cada ciudad quedaría adscrita a una de las dos tribus romanas a las que Augusto adjudicó los nuevos municipios y colonias de España, esto es, a la tribu Galeria o a la Quirina (Cf. A. D'ORS, op-cit., p. 149).

        La presencia de la tribu hace reconocer al individuo de ciudadanía romana, estando todo ciudadano inscrito en una de las 35 tribus. Cf. G. FORNI, 11 ruolo della menzione della tribu nell'onornastica romana", L'Onomastique latine. C.N.R.S. (Paris 1977) 73 ss.; 1. CALABI LIMENTANI, Epigrafia latina, Milano 1973, p. 160, y L.R. TAYLOR, The Voting Distriets ofthe Roman Republic, Roma 1960, p. 12.

        33.- La fórmula SIU la encontramos en el repertorio de MARINER para las inscripciones romanas de Barcelona sólo en una ocasión (VI) y se trata de una lápida de procedencia insegura.

        34.- Después del nombre era normal durante el Imperio grabar algún elogio. Cf los repertorios citados en notas anteriores.
        Otras posibles abreviaturas en el lugar corrupto podrían ser la de (qui) I(lle) F(ecit); T(estamento) F(ieri) I(ussit), E(x) T(estamento), indicando que ha sido elevado después de muerto -la primera, esto es, TFI, particularmente de la edad de los Flavios; VET(eranus)...

        35.- Cf, R. CAGNAT, Cours d'épigraphie latine, L'Erma ed. anastatica, Roma 1964, P. 285.

        36.- R. LAZARO, Inscripciones romanas de Almería, cit., p. 99.

        37.- Cf. M. PELLICER - P. ACOSTA, op.cit., p. 163; correspondería esta necrópolis, no al poblado de La Muela, que sería anterior, sino a una villa rústica de época tardorromana situada en sus inmediaciones. Podemos, por tanto, situar otra necrópolis de época imperial entre ésta y el cauce del río Almanzora, de donde procedería esta inscripción.

        38.- R. LAZARO, inscripciones romanas de Almería, cit., p. 121.

        39.- Como la en paradero desconocido, representando a un joven recostado en un peñasco, tal vez un Cupido (cf. J.A. TAPIA, op.cit., p. 227), o la también desaparecida del ara votiva, entre otros restos de este género.

        40.- Cf. en este sentido, y sobre la necesidad de estudiar seriamente desde un punto de vista lingüístico e histórico la toponimia de la zona, el proyecto de investigación que avanzaba el Profesor M. GARCIA RAMOS, "La toponimia del Valle Medio del Almanzora", Boletín del Instituto de Estudios Almerienses 8 L (1988) 87-90, y cuyo estado de elaboración desconozco, si bien abarcaba hasta Armuña del Almanzora -quedando excluida, como es lógico, Tíjola-, dados los límites propuestos en el título del trabajo.

        41.- Como las de La Muela de Armuña, Muela del Tío Félix, Muela del Ajo, Algaida, La Molina, etc.; todas ellas situadas en la margen izquierda del río Almanzora. En la margen derecha encontramos los primeros asentamientos documentados de la Cerrá y la Tejera -de fines del siglo 111 a.C.-, así como los de Cuatro Caminos y los Alamos, de época tardorromana -siglos IV y V-. Cf. M. PELLICER - A. ACOSTA, op.cit., passim, y R. POZO, op.cit., p. 17.

        42.- También podemos pensar que existiera el culto a Proserpina, hija de Ceres y Júpiter, diosa de la germinación y relacionada por los poetas con los muertos, a partir de la, cuando menos extraña, denominación de una calle que lleva su nombre situada en la parte alta y antigua del pueblo.

        43.- Cf. sobre los cinco últimos J.M. PABON, "Sobre los nombres de la 'villa' romana en Andalucía", Estudios dedicados a D. Ramón Menéndez Pidal IV (Madrid 1955) pp. 102 s.; 129-13 1; 140; 145. Véase también en general M.C. FERNANDEZ CASTRO, Villas romanas en España, Madrid 1982.