Una frontera de agua

Vigente.

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La frontera de agua en la costa de Almería.

 

La desaparición del reino de Granada tras la conquista de los Reyes Católicos alteró profundamente los límites geográficos entre Castilla y los territorios islámicos. Situados hasta este momento en tierras murcianas, jiennenses o segureñas, no desaparecieron, sino que se trasladaron.

Vera y Mojácar; Almería y Adra, se convertían en vanguardia de la “frontera de allende”. El fenómeno fronterizo se trasladó a la costa a causa de las incursiones corsarias procedentes de la costa del Magreb.

Las nuevas fronteras, ahora de agua, se dibujaban de manera distinta. Ya no había “tierra de nadie” como espacio vacío difuso entre Castilla y Granada. Y, además, se estableció una “frontera interior”, la que se erigió entre la población musulmana que permaneció en sus lugares y la cristiana que llegó como vencedora.

Se abrían unos nuevos horizontes para los habitantes de estas tierras a finales del siglo XV, sombríos en cuanto no había seguridad en esos lugares.

El lector puede ampliar estos apuntes en las páginas 40 y 41 del tomo 3 de la Historia de Almería, “Las nuevas fronteras”, escritas por Juan Francisco Jiménez Alcázar.