Inaugurado en marzo 1966 por el ministro Manuel Fraga Iribarne, el Parador Nacional “Reyes Católicos” es el único establecimiento de tal rango en la provincia. En su consecución jugó un papel determinante Jacinto Alarcón Fuentes: "Se presentó en Madrid. Se sentó frente el Ministerio de Información y Cultura y no se fue hasta que le confirmaron que Fraga consideraría la opción de Mojácar como destino del Parador de Almería. Nunca dijo cuántos días aguardó allí", relataba la alcaldesa Rosa María Cano.

El modesto industrial molinero-panadero, alineado con la República (participó en las batallas de Brunete y El Jarama), se sorprendió al ser nominado alcalde de su pueblo natal. Finiquitaban los años cincuenta cuando fue llamado a Almería por el Gobernador Civil, Castilla Pérez, quien lo nombró “hasta que Mojácar no se uniese a Garrucha o Carboneras”; prolongándose su mandato en la alcaldía 17 años, hasta 1976. El 13 de mayo de 2000 falleció en el hospital La Inmaculada, de Huércal Overa, a la edad de 87 años. Casado con Dolores Alarcón Castaños, fueron padres de cuatro hijos: Isabel, Juan, Rosendo y Jacinto

Alma máter del Mojácar desesperanzado, cuando la localidad de 600 habitantes se desangraba en la emigración a Francia, Argentina o Estados Unidos, Alarcón Fuentes (nacido en 1913) trabajó a destajo en la captación de personajes relevantes a los que ofreció gratis solares y casas abandonadas (así se anunció en el diario ABC: solo un arbitrio de cinco pesetas por metro cuadrado): artistas, políticos, miembros de la nobleza, aventureros… El secretario personal de la reina Isabel II de Inglaterra, el torero Antonio Bienvenida, el periodista Tico Medina, el embajador Díaz Cañabate, el poliédrico Jesús de Perceval, el pianista colombiano Enrique Arias (este adquirió el castillo) o Rafael Lorente, diplomático. De su mano comenzó la etapa de mayor progreso vivida por el hoy pujante municipio levantino. Consistorio que en enero de 2017 le dedicó una calle; sumada al anterior nombramiento, en vida, de hijo predilecto (julio, 1985) y a la concesión de la Medalla de Andalucía.

Elena Sevillano resumía en El País (agosto, 2019): A Jacinto Alarcón, alcalde en la década de 1960 de un Mojácar deprimido, se le ocurrió regalar solares con la condición de que quien construyera respetara la arquitectura tradicional. Las restricciones permanecen: casas de dos plantas como máximo, obligatoriamente blancas, sin tejados y sí cúpulas; y nada de cultivos bajo plástico. Empezaron a llegar artistas, embajadores y millonarios que se cruzaban con el vecino montado en su burro, y en la fuente, mojaqueras con sus cántaros en la cabeza y media cara tapada. El contraste encandiló a los visitantes tanto como el paisaje áspero pero magnético de monte semipelado y el azul del mar como telón de fondo…