El único biógrafo de Ibn Maknún, Ibn az-Zubayr, lo caracteriza primero como tradicionista y transmisor, que estudió, aparte de en su ciudad, en Sevilla y en Córdoba, entre otras ciudades. Memorizó muchas noticias de hombres santos, visitando a muchos de ellos, y destacó por su ascetismo, sinceridad, comportamiento y virtud. Fue destacado sufí, que mostró carismas, dirigiéndose a él los virtuosos buscando su bendición.

En Almería fue discípulo del sufí Abú Ishaq Ibn al-Hach al-Balafiqi, Abú Bakr Ibn Abdalmalik b. Abí Nadir, Abú Abdallah Ibn al-Yatim al-Andarashi, cuyo padre había sido discípulo directo del sufí almeriense Ibn al-Arif; y Abú Abdallah Ibn ash-Shawwash, entre otros.

A su vez, se dedicó a la enseñanza, pues consta que tuvo discípulos, entre los que destacan Abú Abdallah Ibn Shuayb, Abú Abdallah al-Bakri, conocido como Ibn al-Hach y Abú Barakat Musa at-Tuyibi, apodado al-Qamihi o al-Qumayhi. 

Ibn Maknún fue considerado persona santa, por lo que, tras fallecer aproximadamente el 26 de noviembre de 1261, su tumba, situada en el más importante cementerio de Almería, el que se ubicaba en el exterior de la Puerta de Pechina, fue muy venerada. De hecho, nos consta que el malagueño establecido en Almería Abú Yaáfar Ibn Abdánnur, que fue considerado "el maestro de Almería de su época", fue enterrado en su mausoleo el 19 de diciembre de 1302.