Acompañándose a sí mismo con la guitarra (enamorado de la música en general, dominaba distintos instrumentos), el estribillo A África voy…, compuesto y cantado por él en su juventud, era toda una declaración de principios. Joaquín Alegrías Joya nació el 12 de abril de 1942 en el seno de un matrimonio de marcada catolicidad. Cuarto y único hijo, su madre, Dolores, era Maestra Nacional y el padre, Felipe, propietario de un bar. Consagrado sacerdote tras su paso por el capitalino seminario de San Indalecio y después de un año de estancia en América, ingresó en la orden misionera de los Padres Blancos, fundada por el cardenal Charles Martial Lavigerie en 1868. Con ellos sembró la semilla de su generosidad ente los más desfavorecidos durante más de 34 años de permanencia en el norte de Malawi (diócesis de Mzuzu), al servicio de las tribus de los Murumvuka, Mulambia y Munvija.

Una actividad misionera en condiciones de extrema dificultad: hambrunas crónicas, desnutrición, enfermedades infecciosas de todo tipo, conflictos militares y tensión política… Ello le obligaba a regresar cada trienio a su Almócita natal donde se reponía físicamente. Estancias que le permitieron seguir en contacto con la familia, vecinos y, especialmente, jóvenes. En enero del año 2000 se estableció definitivamente en Roquetas de Mar, en el barrio de “Las 200 Viviendas”, donde atendió pastoral y socialmente a la comunidad de inmigrantes africanos y fue corresponsable de la parroquia de San Juan Bautista. Aquejado de Alzheimer durante los últimos cinco años, falleció en julio 2016 en la residencia de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, en la capital. Por expreso deseo de sus hermanas Isabel, Dolores y Francisca fue enterrado en el cementerio de su localidad de origen.