La conquista cristiana de la provincia supuso el ingreso de Almería en las corrientes artísticas europeas: renacimiento, barroco, neoclásico. Los nuevos pobladores se apresuraron a levantar edificios religiosos en los territorios conquistados, símbolos del cambio de credo. En zonas rurales como La Alpujarra el estilo mudéjar predomina durante los siglos XVI y XVII, manteniendo viva la herencia cultural musulmana, mientras que en la capital almeriense se construían iglesias como la de Santiago.
Entre las innumerables iglesias de la provincia merecen especial mención la de la Encarnación de Vélez Rubio y la iglesia de Nuestra Señora de la Anunciación de Fiñana, uno de los ejemplos más destacados e importantes del arte mudéjar en la provincia, ambas declaradas Monumento Nacional. Un rasgo peculiar del patrimonio religioso de Almería son las iglesias-fortaleza, muestra de la inseguridad que imperó en la provincia durante siglos. La más emblemática es la Catedral- Fortaleza de la capital, cuyo exterior, recio y sólido, contrasta con las delicadas líneas góticas y renacentistas del interior, y con el claustro neoclásico. Otros templos-fortaleza se conservan en Almócita, Mojácar, Vera y Vícar.