Entre el siglo XIX y comienzos del siglo XX la provincia de Almería experimentó un gran desarrollo industrial gracias a la minería. Las Sierras de Gádor y Alhamilla conservan las huellas de la actividad minera, pero es el litoral donde este pasado se hace más evidente: cables aéreos, cargaderos de mineral como los de Cuevas del Almanzora o el Cable Inglés en la capital, las chimeneas de las antiguas fundiciones de Garrucha y Adra, o las Minas y Hornos de Calcinación del Pilar de Jaravía (Pulpí), conjunto declarado Bien de Interés Cultural.