Desde el periodo andalusí, cuando el litoral almeriense sufrió la amenaza de los temibles barcos vikingos, tanto la costa como el interior de la provincia fueron sembrados de fortalezas. En las comarcas del interior abundan los castillos de época islámica, como los de Tabernas o Serón, aunque con posterioridad los cristianos realizaron aportaciones como el castillo de Gérgal o el de Vélez Blanco. Desde las costas del Poniente Almeriense hasta el límite con Murcia, el litoral está jalonado de torres y baterías, algunas de ellas de origen musulmán, siendo la mayoría erigidas en los siglos XVI y XVIII. Destacan los castillos de Macenas, Guardias Viejas, Villaricos, Escobetas o Santa Ana, en Roquetas de Mar.